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Más innovación, productividad y empleo para impulsar el crecimiento del futuro

Por 01/03/2023junio 15th, 2023Actualidad6 minutos de lectura

El progreso económico y el bienestar dependen a largo plazo de la innovación, la productividad y el empleo”, asegura Rafael Doménech, Responsable de Análisis Económico de BBVA Research, en su análisis sobre los Retos y Oportunidades de la economía española. Sobre todo en un futuro inmediato en el que cuestiones como la revolución digital y la transición energética están teniendo “efectos disruptivos sobre el empleo, las ocupaciones, las habilidades necesarias, la brecha salarial, la desigualdad y la polarización”.

La sucesión de shocks externos de los últimos tres años -desde la pandemia, a los problemas de suministros globales, la guerra en Ucrania y la crisis energética- ha escorado del debate público algunas de las grandes cuestiones estructurales de nuestra económica. Pero como recuerda BBVA, “es imprescindible que la sociedad española se anticipe y gobierne el cambio con reformas que retomen la convergencia con las sociedades más avanzadas, con más empleo y productividad”.

¿Pero cuáles son esos retos a los que conviene anticiparte? En su análisis BBVA Research describe seis cuestiones clave:

Convergencia del PIB per cápita de los españoles con la media de los socios de nuestros entorno atraviesa una “preocupante tendencia divergente desde la Gran Recesión”. Es decir, esta brecha aumenta impulsada fundamentalmente por los menores niveles de productividad y empleo de España y, en consecuencia, arrastra problemas de desigualdad.

La demografía es otro elemento estructural que, a día de hoy, emite señales preocupantes. Desde el comercio venimos advirtiendo desde hace años de los profundos cambios que para el consumo suponen el envejecimiento de la población, la reducción del tamaño de los hogares y la despoblación. BBVA avanza además que “la tasa de dependencia prácticamente se duplicará o estará cerca de hacerlo en los países europeos entre 2020 y 2060”, provocando un fuerte impacto en el crecimiento potencial de las economías y la sostenibilidad de las cuentas públicas.

El tercer reto tiene que ver con la globalización y la complejidad del nuevo tablero geopolítico. La inestabilidad, los conflictos bélicos y comerciales así como la energía aceleran cuestiones como la transición energética, la integración europea o los riesgos del populismo.

Por supuesto, no podemos obviar la revolución digital: “Los países pueden acabar en escenarios muy diferentes, dependiendo de cómo gestionen la revolución digital, que puede generar una nueva división internacional del trabajo y de la riqueza mundial. Las mejores políticas conseguirán mejores resultados en términos de empleo, productividad y desigualdad”, señala el estudio de BBVA Research.

Los dos últimos retos señalados están en cierta medida relacionados. Por un lado, la descarbonización de la economía, que nos obliga a hacer compatible el crecimiento del consumo con la reducción de emisiones gracias a las nuevas tecnologías. Y, por otro lado, lo que conocemos como desarrollo sostenible desde una triple vertiente social, económica y medio ambiental, con todo lo que supone para el modelo de negocio de las empresas.

En este escenario, los autores del informe señalan que una estrategia de crecimiento sostenible y que permita garantizar nuestro bienestar debería trabajar en:

1. Un mercado de trabajo más eficiente y equitativo, que corrija problemas de las sucesivas regulaciones y se “adapte a la capacidad productiva de muchas de sus empresas y trabajadores”.

2. Sostenibilidad y suficiencia del Estado del bienestar ante el reto demográfico.

3. Sector público: digitalización, y mejores regulaciones y clima de negocio. BBVA recuerda que “de 2008 a 2023 el gasto público corriente per cápita habrá crecido un 27,3%, nueve veces más que el PIB per cápita (3,1%)”. En su opinión, “cuanto más eficiente es el sistema y mejor se internalizan servicios públicos financiados con impuestos menores serán las distorsiones sobre el PIB y el empleo.

4. Innovación, inversiones y fiscalidad hacia una economía neutra en emisiones.

5. Internacionalización y competitividad ante el reto de la globalización: “Son necesarias políticas en los mercados de trabajo, capital y productos con el fin de mejorar la competitividad y la productividad, y de incrementar los márgenes de exportación, promoviendo el crecimiento de las empresas con mejores regulaciones y mejor clima empresarial”.

6. Facilitar la mejora de la productividad y el crecimiento de las empresas: “Las empresas más productivas crecen más rápidamente y un marco regulatorio que facilite e incentive el crecimiento de las empresas permite que aprovechen economías de escala y aumenten su productividad”.

7. Mayor calidad institucional. “El progreso económico y social descansan siempre en instituciones y políticas públicas que han incentivado y facilitado la economía de mercado, la inversión de empresas en capital físico, humano y tecnológico, y su uso eficiente en el sistema productivo”, incide BBVA y recuerda que “las sociedades en las que la inversión privada es mayor crecen más (1,5 pp de crecimiento potencial por cada 5 pp de inversión privada ) y disfrutan de mayor bienestar social”.

8. Más inversión en innovación y capital tecnológico.

9. Más y mejor capital humano para aprovechar la revolución digital. Es un eje incuestionable ya que “el progreso técnico sesgado en habilidades y la futura aparición de nuevas ocupaciones difícilmente imaginables en el presente exige una formación mejor y más flexible”.

10. Reducir la desigualdad y lograr un crecimiento más inclusivo. Una cuestión que no se puede disociar de la mejora del capital humano, el mercado laboral y la tasa de empleo.

Las aportaciones de este estudio tienen sin duda el valor de abrir el foco del debate, siempre achicado por la urgencia y los problemas del corto plazo, y centrarlo en los retos y oportunidades del futuro. Desde ANGED compartimos la idea de que el objetivo prioritario de la política económica debería girar en torno a las reformas estructurales que ayuden a mejorar nuestra competitividad y la productividad de las empresas. En definitiva, esa es la única vía para generar más inversión, riqueza y empleo para el futuro de España.

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