Las empresas y los hogares están soportando graves tensiones inflacionistas y es indudable que tienen un fuerte impacto sobre sus expectativas de inversión y consumo. Sobre todo, por el extraordinario crecimiento de los precios de la electricidad y los carburantes, el alzas histórica de las materias primas, los problemas de oferta y los cuellos de la logística internacional.
El sector del Retail, por sus características, es el de mayor consumo de energía después de los sectores electrointensivos e incluso por delante de alguno de ellos. Como señalaba hace unos días Eurocommerce, el retail “provee un servicio esencial a los consumidores y consume de forma significativa energía” en operaciones básicas como refrigeración, logística o climatización “las 24 horas de los 7 días de la semana”.
En concreto, el coste de la energía tiene una gran relevancia para la gran mayoría de nuestras empresas y supone el capítulo de gastos más importante después del empleo. En el último año, el precio de la energía pagado por las empresas se ha multiplicado por cuatro, disparando el gasto de la factura eléctrica en más de un 75%. En el mismo periodo, el total del comercio todavía no ha recuperado los niveles de actividad de 2019.
Por la dimensión de consumo y el gasto energético de las empresas de distribución, éstas deberían optar a la condición de consumidores electrointensivos. O en su caso, poder disponer de un marco regulatorio específico que tenga en cuenta estas características y permita a las empresas optar a otras alternativas, similares a las que utilizan las empresas electrointensivas, como poder participar en las subastas o la reducción de los peajes como se ha hecho en Portugal.
En la misma línea, Eurocommerce explicaba recientemente que el retail “supera ampliamente el criterio del 3% del valor de producción para ser reconocido como consumidor electrointensivo” y hacía un llamamiento a las autoridades europeas “clasificar urgentemente el sector como electrointensivo y permitir así a las compañías que tienen dificultades con la espiral de coste energéticos tener acceso a ayudas” públicas. También demandó Eurocommerce una serie de medidas para reducir el impacto de los impuestos sobre los precios de la energía.
Eficiencia
Las empresas de ANGED han sido pioneras en impulsar medidas de eficiencia energética. En la última década han reducido un 30% el consumo de energía gracias a una fuerte inversión en eficiencia de todos los procesos e instalaciones, a la vez que se ha reducido en un 20% las emisiones de CO2 de la logística.
Pese a la ambición de los objetivos y nuestro compromiso con la Agenda 2030, la espiral de costes energéticos deja cada vez menos margen de actuación, poniendo en riesgo la viabilidad de algunos establecimientos.
